El Um er Rabia a su paso por Azemmur |
Azemmur.- En la desembocadura del Um
er Rabia (cuya traducción es madre de la
primavera) se levanta esta agradable ciudad de origen ¡cómo nó! portugués.
Asomados al puente que cruza el río se tiene una vista majestuosa de las
murallas que parecen perderse en el mar y de las numerosas embarcaciones de
pescadores que, reflejándose en las tranquilas aguas del rio, forman una imagen
de postal. No paramos mucho en
Azemmur. Es aún media mañana cuando tomamos camino hacia el Marruecos más
desarrollado y europeo, ese Marruecos cuya capital es Casablanca.
Desde Azemmur, una
carretera sin demasiado tráfico bordea la costa y nos acerca a la vieja
ciudad/estado de Anfa.
De Anfa a Dar el Beida.- La ciudad de Anfa, de
origen bereber, se enfrentó con éxito a la colonización islámica, resistiendo y
manteniendo su independencia hasta la llegada de los almorávides en el siglo
XI. Su resistencia le costó ser tomada a sangre y fuego. Una vez reconstruida,
en tiempo de los meriníes, su puerto desarrolló una gran actividad comercial
negociando con cereales y cueros. Un siglo más tarde, de nuevo independiente,
se dedica al lucrativo negocio corsario llegando sus navíos hasta Lisboa. Pero
la venganza de los portugueses no se hizo esperar y la ciudad fue destruida de
nuevo en 1468. Hoy, Anfa no es más que el barrio moderno y financiero de la populosa
Casablanca.
En 1468, los portugueses entraron en Anfa con tal ímpetu que en un día la robaron y saquearon totalmente, quemando las casas y demoliendo en diversos puntos las murallas. Anfa ha permanecido hasta el momento deshabitada. Cuando fui allí, no pude contener mis lágrimas, porque la mayor parte de las casas, tiendas y templos todavía estaban en pié y sus ruinas ofrecían a la vista un espectáculo verdaderamente digno de compasión.
León el Africano, Descripción de África
Pasado Anfa, la moderna
mezquita de Hassan II eleva su cuadrado minarete hacia un cielo gris que
amenaza lluvia. Con su gran tamaño, con su gran alminar de casi 200 metros de
alto y con su coste de cincuenta mil millones de pesetas, la mezquita de Asan
es todo un símbolo de un Marruecos moderno y próspero. Pero esta gran mezquita,
tal vez sólo es grande en cuanto a dimensiones, porque méritos artísticos no
parece albergarlos en demasía.
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